17
Mar
La comida está presente en prácticamente todos los escenarios de nuestra vida.
En nuestra cultura, a lo que llamamos “hambre” (sensación que indica necesidad de alimentos) muy a menudo es una manifestación física de una emoción que está pidiendo ser consolada o silenciada.
La mayoría de las veces, cuando tenemos ansiedad por comer más o tomar dulces en realidad lo que tenemos es hambre de compañía, de afecto, de tranquilidad, de relajación, de seguridad en uno mismo o de un sentido de propósito en nuestras vidas.
Otras veces creemos tener una ligera sensación de hambre y en realidad estamos deshidratados.
Para discernir si tenemos hambre emocional o hambre real tenemos que aprender a detenernos un momento y observar la situación de hambre que estamos sintiendo.
Cuando conseguimos hacerlo, parar, observar y sentir, ya estamos dando un paso más en la consciencia sobre nuestro cuerpo y a nuestro crecimiento personal.
Entonces, cuando se experimente ansiedad por la comida, detente y observa.
¡Acepta la incomodidad de la ansiedad!
Puede que se vuelva más intensa o hasta dolorosa
¡pero no pasa nada!.-solo acéptala y date cuenta de lo que ocurre, regularmente encontrarás un sin fin de emociones como miedo, ansiedad, tristeza o pena tras las ganas de comer algo.
Si esperas unos 5 minutos antes de comerte ese chocolate o un helado serás capaz de observar si realmente es lo que necesita y quiere tu cuerpo o simplemente lo estás buscando como excusa para callar una emoción.
Ahora, practica cuando te surja esta sensación de hambre que incluso ahora sabes detectar si es un poco descontrolada y si tiene algo de emocional, mantén consciente tu atención en ella, y pregúntate: “¿Qué estoy sintiendo en realidad?”
Si es aburrimiento, inquietud o cualquier otra emoción, permítete sentirlo. No te quedes estancado/a con sentimientos de infelicidad o negatividad, en su lugar simplemente reconoce cuál es el verdadero sentimiento y dale su nombre (aburrimiento - nerviosismo - intranquilidad)
Por ejemplo, si tienes un antojo de patatas fritas quizás y te apetece masticar para liberar el estrés y la tensión de la jornada de trabajo, o se te antoja un helado, tu cerebro está buscando esa textura cremosa y suave que llena algún espacio o vacío emocional en tu vida.
Una vez tengas mejor idea de lo que de verdad estás necesitando estarás mejor para realizar una elección consciente.
Una técnica infalible es masajear tu mandíbula, esto minimiza la causa del estrés o salir por un momento del área en donde estas sea lo que de verdad necesitas, con un poco de esfuerzo, esta exploración puede ayudarte a crear consciencia de la diferencia entre el hambre real y el hambre emocional.
Ahora cuando tengas hambre recuerda esto:
El hambre real El hambre emocional
Aparece poco a poco Aparece de repente
Se siente bien cuando se termina de comer Se siente culpa, vergüenza, insatisfacción cuando se termina de comer.
Se deja de comer cuando estas lleno Continuas comiendo así estés lleno.
No se satisface inmediatamente ( puede esperar) Tienes que satisfacerla inmediatamente
Esta información llevada a la práctica nos ayudará a parar el ciclo de malos hábitos que conducen a los antojos, aumentar de peso y en definitiva, al deterioro de tu salud.
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By Maria Eugenia Medina - @jumaca17
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